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El cáncer, mi revolución interna.

Cuando yo te conocí hacías natación...

Efectivamente Estel, teníamos 13 años cuando nos conocimos. Y también cuando pasé a nadar con la selección española de natación.

A partir de ese momento la natación empezó a marcar un estilo de vida para mi. Fui deportista de élite compitiendo en europeos y mundiales hasta los 21, cuando murió mi madre. Algo muy dentro de mi se quebró.

Fue un año muy difícil y me sentí muy perdida.

Justo había entrado en la Universidad de Veterinaria, y gracias a la motivación por saber más sobre los animales me dio el empujón para encontrar mi dirección. Así que me centré en la carrera.

Escogiste Veterinaria como carrera profesional... 

Cuando terminé la carrera apliqué para una beca a un hospital de caballos de EEUU, me aceptaron. Así que meses antes me fui a Canadá para reforzar mi inglés y después me apunté a una estancia en el Hospital Clínico para caballos de la universidad donde estudié para refrescar la memoria de dosis,  medicamentos, protocolos etc.

Estaba a punto de ir a EEUU y lograr una de mis grandes metas. Todo un sueño para entonces.

Entonces pasó algo que te hizo cambiar el rumbo, ver la vida desde otra prespectiva... ¿cómo lo viviste?

Todo parecía marchar sobre ruedas, hasta que un par de semanas antes de hacer las maletas me diagnosticaron un cáncer de mama.
Eso fue un golpe bajo. Me derrumbé. Todos mi planes, mis ilusiones, mi vida, por el suelo, y tan solo con 29 años…
Me permití tocar hondo y llorar hasta la saciedad.
Unas semanas después dije: “Basta, yo quiero vivir y voy a hacer todo lo que esté en mis manos.”

 ¿Qué pasó entonces? 

 Mis reacciones después de eso fue cantar y bailar con mi hermana, como si me fuera la vida, irónicamente. Y luego advertí a todas las personas de mi alrededor que no toleraría ni una sola palabra, gesto o actitud negativa.
Necesitaba empaparme de cosas bonitas, alegres y sanas. Todo auténtico y libre de quejas.
Sin darme cuenta me aislé conmigo misma, no me apetecía compartir la vivencia con los demás.

Era mi lucha interna.

Me debatía por focalizarme solo en lo que sí conseguía y no en lo que no podía o me costaba hacer.

Cuidé mi alimentación, me dejé querer por mis amigos, familia y los peludos de cuatro patas.

¿Cómo descubriste la terapia con animales?

Un año después de morir mi madre me quedé una perrita maravillosa, Kenya, fue mi maestra. Me enseñó, literalmente, a reconocer y a gestionar mis emociones. Me ayudó a superar el duelo de mi madre.

Más tarde me quedé un perrito, Leo, sordo de nacimiento. Otro ángel. Con él he aprendido de la importancia de la comunicación no verbal, y el amor incondicional.

Más tarde, en Canadá, estuve varios meses trabajando con dos yeguas muy sensibles. Mis otras dos maestras, Lili y Alina. Cada una con sus propios detalles. Pero lo que me enseñaron las dos fue a estar 100% presente y conectar con la esencia más pura de un ser vivo.

 “He aprendido la importancia de la comunicación no verbal y el amor incondicional.”
 
Parece que te aportaban mucho…

Con estas vivencias y teniendo en cuenta que cuando estuve enferma me cargaba de energía cuando tenía contacto con los animales, conectaba con mi esencia y encontraba un sentido a todo, fue totalmente revelador que la interacción con los animales es terapéutica.

¿En que momento decidiste que iba a ser tu proyecto?

Acepté que necesitaba ayuda para gestionar todo lo que estaba pasando y lo que estaba sintiendo mientras sobrevivía a un cáncer. Así que fui a una Fundación de Ayuda Oncológica y me dejé acompañar por una gran persona y terapeuta, Núria. Fue un proceso muy enriquecedor. Un acompañamiento del cual estoy enormemente agradecida.

Y de la ayuda descubriste tu pasión.

Fue entonces cuando lo vi muy claro. En ese momento entendí que todo lo que había vivido no podía quedar allí y ya está. Vi que puedo aportar un gran valor a personas que se sientan perdidas, hayan sufrido o quieran ver la vida des de otra prespectiva.

“Puedo aportar un gran valor a personas que se sientan perdidas, hayan sufrido o quieran ver la vida des de otra perspectiva.”
 
Decidí cambiar mi rumbo profesional, yo quería juntar ese acompañamiento del que estoy tan agradecida y añadirle los aprendizajes y todo lo que me aportan los animales.

No lo dudé, me formé en Intervenciones Asistidas con Animales y Coaching con Caballos, entre otras cosas y empecé a darle forma a mis ideas para fundar Assertivity.


 Tienes un gran equipo contigo... habláme de tu Dream Team.

Totalmente cierto, mis perros, caballos y yo vamos a una.

Leo y Black son el Dream Team Canino (perros) viven conmigo. 
El Dream Team Equino (caballos) los siento como “míos”. Trabajo con varios centros, y los caballos viven allí. He vivido tantos momentos con ellos que en seguida conectamos.

Cada uno de ellos tiene su propia maestría. Te transmiten sabiduría, comprensión, fuerza, dulzura, vulnerabilidad, poder, presencia, esencia, coherencia, y un largo etcétera que te ayuda a ver y tomar consciencia de las respuestas a todas tus dudas.

Estoy muy orgullosa y agradecida de tener la oportunidad de seguir aprendiendo cada día de ellos y de que formen parte de mi Dream Team Animal.

Gracias Marta por compartir tu historia, gracias por encarar la enfermedad y aprender tanto de ella… Eres una superviviente.

Me siento muy afortunada y agradecida por todo lo que he vivido. Y más ahora que estoy disfrutando de esta nueva etapa y deseando que nazca mi hijo.

Gracias a ti por esta bonita entrevista. 
Me ha alegrado volver a encontrarme contigo.



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