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Cómo gestionamos las rabietas de forma respetuosa

Todas las rabietas son distintas, porque todos nuestros hijos son distintos.

Primero quiero contaros que las rabietas forman parte del desarrollo de nuestros hijos y es normal. Forma parte del aprendizaje, de la evolución del crecimiento.

En esta etapa están aprendiendo a gestionar nuevas emociones y lo expresan en forma de enfado, de tristeza, de frustración o todo a la vez y suele aparecer entre los 2 y los 4 años.

Empiezan cuando descubren que hay límites, normas y sobre todo cuando empiezan a tener más independencia.

¿Cómo las gestionamos?

Como podemos. Ante todo, calma. Las rabietas pueden aparecer en cualquier lugar, por cualquier motivo. En medio del super, en mitad de la calle, al salir del colegio, en medio de un encuentro...

Cuando ocurren entendemos que normalmente es por algo que no pueden conseguir.

Entendemos que quién lo está pasando mal son ellas. Nos necesitan serenos.

Antes de empezar a gestionar, cogemos aire, respiramos y hablamos desde la calma. Sin gritos, sin broncas, sin amenazas. Esa es la teoría. 

¿Y en la práctica?

Unas son más intensas que otras, hay familias que casi ni se enteran de esta etapa (les tengo envidia sana). En nuestro caso, la tercera es la más intensa de las 3. Really, pensábamos que al ser la tercera tendríamos esta etapa super superada y que no llevaríamos la "L", pero la realidad es que cada hijx es un mundo y cada unx nace en una etapa vital distinta, así que nada de lecciones vitales. 

Vale. genial. ¿Y ahora qué?

Pues eso, entender que la rabieta es un momento que pasan ellxs, es una emoción que con el tiempo aprenderán a gestionar. No hay una barita mágica, no hay una solución, hay tantas variantes como familias. Lo que sí, intentar estar lo más en calma posible y hablarle lo más tranquila que puedas. 

¿Y cómo me pongo para hablarle?

Lo ideal es bajar a su altura, y hablarle mirando a los ojos e intentar explicar la situación, ejemplo; hija3 sale cansada del colegio, muerta de hambre, enfadada, exigiendo la merienda ahora. Le doy la merienda y se tira al suelo cual drama queen porque no había chocolate por ninguna parte. Tengo dos opciones o enfadarme yo también y coger la postura de "ya se le pasará" o la de explicar la situación e intentar ayudarla a canalizar esa frustración. Mi mensaje sería algo así como; entiendo que estás enfadada porque no tienes chocolate, pero esta mañana hemos quedado que te traería plátano y frutos secos para merendar. E intentar calmarla.

Genial, y... ¿cómo le calmo?

Pues habrá quién se deje mimar, habrá quien se deje coger de la mano, habrá quién le sirva unas cosquillas, y habrá a quién no le sirva nada de todo esto y solo necesite espacio. 

¿Le niego el contacto?

Nunca. Nunca debemos negarles el contacto al igual que no debemos forzarles, si necesitan ese espacio para desfogarse, démosle lo que necesiten. Pero sin dejarlos solos.

Entonces, ¿Le doy lo que me pida?

No, una cosa darle todo lo que quiera sin control, otra es llegar a un acuerdo o "ceder".

Podemos ceder, no pasa nada, quizás si le dejamos poner falda en vez de pantalón, o si en vez de verdura quiere fruta… 

¿Hay alguna fórmula para evitarlas?

No, lamentablemente no. Pero ya conocemos a nuestr@s hij@s y podemos adelantarnos. Cómo os decía con las zapatillas de invierno, quizás se puede evitar que las vean. O si sabes que está más cansado y está cenando tarde, no se comerá el plato que menos le guste, seguramente se enfadará.

Algunas veces no se puede evitar, ni podemos ceder. Entonces debemos mantenernos firmes, pero hablando siempre con un tono sereno y suave.

¿Y si hay más hermanos?

Puede ser que se junte todo, mientras una está en plena gestión emocional, la otra necesite de ti. Puedes explicarle a la hermana o hermano, que ahora mama o papa tienen que ayudar a X a estar mejor.

Por nuestra experiencia, es tal el llanto y el momento, que respetan el momento.

¿Y si tengo un mal día?

Coge aire y respira ;) te necesitan.

Gracias por leer,

Estel.



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